La balada del amor tardío

Amor que llegas tarde,
tráeme al menos la paz:
Amor de atardecer, ¿por qué extraviado
camino llegas a mi soledad?

Amor que me has buscado sin buscarte,
no sé qué vale más:
la palabra que vas a decirme
o la que yo no digo ya...

Amor... ¿No sientes frío? Soy la luna:
Tengo la muerte blanca y la verdad
lejana... -No me des tus rosas frescas;
soy grave para rosas. Dame el mar...

Amor que llegas tarde, no me viste
ayer cuando cantaba en el trigal...
Amor de mi silencio y mi cansancio,
hoy no me hagas llorar.

Dulce María Loynaz (poeta cubana)

Prohibido Olvidar

Prohibieron la inteligencia

con un decreto especial.
Si tú no usas tu cabeza,
otro por ti la va a usar.
¡Prohibido olvidar!

Prohibieron ir a la escuela
e ir a la universidad
prohibieron las garantías
y el fin constitucional.
Prohibieron todas las ciencias,
excepto la militar.
Prohibiendo el derecho a queja,
prohibieron el preguntar.
Hoy te sugiero mi hermano,
pa'que no vuelva a pasar,
¡prohibido olvidar!

¡Prohibido olvidar!

Rubén Blades

Vida

Vida
Te escribo porque te siento
Te escribo y sé que es cierto
que este amor no acaba
aún de mi mala jugada

Vida
No me pidas que te cuente
Que ya no quiero verte
En esta noche tan malvada
y constelada

Vida
No me pidas mi caricia
En tu noche de avaricia
Donde no tengo la suerte
De que me lleve la muerte.

Enigma

Un dolor se vuelve a repetir
Ay, tensión motriz.
Siento apretado el bobo rojo...
bombea y bombea, pero me asfixio.
Me duele, como el primer dolor;
mi primor lo cometió.

Es el delito a mi no ser, por qué.
Me envuelven las viejas palabras,
me inquietan las acciones (¿?)
¿Estás y/o no estás?

El libro vuelve abrirse;
el dedo apunta en el mismo lugar:
histeria... neurosis... ¿qué más será?

Volteo la hoja y es un alivio.
No es cierto el dolor.
Fue amor. Alguna vez.
Perdón y gracias.

Cuando miro tus ojos

Cuando miro tus ojos
veo en ellos la patria
no puedo separarlos
de esa imagen tan clara.
Ellos son como el viento
que hace temblar las ramas.
Tu me miras, y entonces
amanece en las guásimas.
Quédate para siempre
en mi noche, mi lámpara.
Mi amor tiene en tus ojos
su aliento, su llama.
Tu duermes y yo escribo
y todo es bello, amada
el mundo, las estrellas,
los campos y las fábricas.
Quédate para siempre
en mi noche, mi lámpara.
Que no se apague nunca,
ni un día, tu mirada.
Que no se apague en mí
el azul de esta llama,
clara como los días
que crecen en la patria.

Fayad Jamis (poeta cubano)